Después de mucho tiempo de espera, logró el sueño junto con su pareja de poder ser padres.
Después de dos años sin encontrarse con el Cristo de la Quebrada a causa de la pandemia, miles de feligreses regresaron a devolver y cumplir las promesas al Calvario. A pie, descalzos, de la mano o solos es como se movilizan las personas en la Villa.
"Venimos siempre que podemos y ahora venimos con todo el amor por estos dos años en los que no pudimos venir", contó Elisa Ivette
Nuyao Maiyanca, quien llegó a la Villa de la Quebrada de la mano de su nieto de cinco años. Elisa es chilena, pero se radicó en Villa Mercedes. Con su pareja tenían un profundo sueño, el de ser padres; pero la vida no les permitía.
Fue por ese motivo que después de escuchar la historia de una de sus tías, decidió realizar el primer viaje para pedirle al Cristo. "Nosotros vinimos en 2008, por una tía, a pedirle al Santo para que nos dé hijos, porque no podíamos tener", expresó con emoción y agradecimiento.
"Luego de eso, llegamos a la conclusión de que lo que nos quedaba era la adopción —agregó—, y nos anotamos para tener un niño; y nos llegaron tres, dos nenas y un varón de La Rioja, que tenían 7, 8 y 9 años".
A partir de ese momento, Elisa decidió devolverle el milagro al Cristo e ir cada vez que se celebre su fiesta y puedan hacerlo. "Como promesa subo el Calvario descalza y ahora lo traigo a mi nieto, que pide por su mamá. Mis hijas son madres jóvenes que tienen que estabilizarse y trabajar (tienen que cuidar solas de sus hijos). Para mí es como una pequeña forma de agradecerle al Cristo; yo no sé si es la forma correcta, pero es la que yo siento en mi corazón. Creo que me voy a morir y nunca me voy a cansar de agradecerle por los hijos que me dio", dijo Elisa.
La promesante no solo demostró agradecimiento al Cristo, sino también a la mujer que gestó a sus hijos y les dio la posibilidad de ser padres. "Cuando el corazón y la vida te urge no sabes adónde ir, y yo vine a pedirle al Santo. Vinimos con mucha fe y logramos tener estos tres hijos del corazón y ahora a mis nietos. Esa fue la promesa y es como que me siento en deuda", manifestó Elisa.
Hoy, sus hijos tienen 21, 22 y 23 años. Desde aquel 2008 la vida de Elisa dio un giro de 180 grados. Logró su sueño más preciado y todavía sigue yendo a la Villa de la Quebrada para devolver esa promesa. En los primeros años lo hacía con su hijo, ahora con su nieto.