Dijo que la mujer lo negó, ya que “era mentira, porque la niña jugaba de esa manera con su papá".
Por segundo día consecutivo se desarrolló el juicio en el que juzgan a una pareja por los abusos a una niña: al padre por los ataques sexuales y a la madre por ser partícipe necesario. En la segunda audiencia, la maestra de primer y segundo grado de la víctima declaró que la nena le confesó que su papá la abusaba, aunque cuando citó a la mamá para alertarla, ella le respondió que eso no era así, porque se trataba de una manera de juego que tenía con su padre, un expolicía del Cuerpo de Infantería.
En su relato pudo detallar que la pequeña era muy aplicada en el primer año del primario y se destacaba sobre sus compañeros por el buen desempeño escolar.
Recordó que en el transcurso del siguiente año, casi concluyendo el ciclo, “ella bajó considerablemente su rendimiento, se autoaislaba del resto, le costaba concentrarse y tenía conflictos con sus compañeros”.
En medio de ese período de complicaciones, la maestra precisó que la niña un día esperó que sus compañeros salieran al recreo y pidió hablar con ella. Fue para hacerle un explícito relato de los ataques sexuales de su padre.
“Me puse muy nerviosa en ese momento y fui a buscar a una colega para que me ayudara. Pero cuando intenté que repitiera lo que me había dicho se puso nerviosa y no fue lo mismo”, dijo la docente.
Tras ese momento, expuso que llamaron a la madre, quien llevó al establecimiento educativo una especie de certificado que daba cuenta que la pequeña asistía a un psicólogo. “A pesar de que se puso nerviosa, desmintió los dichos de la nena. Dijo que era mentira y que estaba siendo tratada por un profesional”, refirió la maestra frente a los jueces José Luis Flores, Hugo Saá Petrino y Fernando de Viana.
Tras la sorpresiva respuesta, informó que labraron distintas actas, incluida la negación de la madre, que fueron elevadas a una asistente social, quien lo trasladó a la Justicia.
“Ahora voy a poder dormir tranquila”
S. O., la abuela de la víctima y madre de la imputada, quien tiene la tenencia de los tres hijos de la pareja acusada, admitió que después que encarcelaron al padre, su nieta mayor le dijo: "Ahora voy a poder dormir tranquila sin que ese monstruo me toque".
Entre llantos, la mujer aportó que tiempo antes de que todo salga a la luz, había sido advertida por uno de sus nietos sobre los abusos que padecía su hermana. “Él me contó y yo avisé en ese instante al 911. No recuerdo bien la circunstancia. Pero luego de eso, porque se enteró de lo que alerté, no volví a ver a mi hija por un tiempo, ni a mis nietos. Este tipo la manipulaba constantemente”, expresó.
Mencionó que ya cuando la niña estaba a su cuidado, ella le pudo hacer distintas revelaciones sobre los ataques sexuales que sufría del expolicía. “Jamás la quise presionar ni nada, pero me dio detalles estremecedores de lo que vivió”.
Respecto a la relación que tenía con su exyerno, dijo que siempre fue mal visto y que era despectivo con su hija.
“Ella estuvo muy enamorada y eso lo respeté, aunque con los años todo era peor. Y en ese transcurso mi hija se convirtió en otra persona, no en la mujer que crié. Su manipulación hizo que mi hija quisiera quitarse la vida”, concluyó la mujer.
Este miércoles los magistrados aguardan la palabra de al menos dos testigos, quienes ya fueron notificados en la causa. Fuentes judiciales confiaron que existe la posibilidad de que se escuchen los alegatos del fiscal Fernando Rodríguez, de la defensora de la Niñez y Adolescencia e Incapaces 2, Marcela Torres Capiello, del abogado del acusado, Guillermo Levingston, y del defensor oficial de la acusada, Esteban Sala.