San Luis: Un colegio apuesta a la educación emocional desde hace tres años

La materia está incluida desde sala de 4 hasta sexto grado. Buscan que los niños reconozcan sus sentimientos.


Ubicada en el barrio Altos del Oeste, la Escuela N° 150 “Provincia de Santa Fe” trabaja desde 2017 con un proyecto innovador, en el que el aprendizaje se enfoca desde las capacidades y preferencias de cada niño. A partir de 2019, a cargo de la profesora en Psicología Laura Ramos, agregaron la asignatura de Educación Emocional, en la que buscan que los chicos puedan reconocer sus emociones, cuestión fundamental para visibilizar ciertas problemáticas infantiles.

La materia está presente desde el jardín de cuatro años hasta sexto grado y utilizan estrategias adaptadas de acuerdo a la edad de los alumnos. “Lo que se trabaja principalmente es que los chicos puedan reconocer las emociones básicas, que son seis: tristeza, enojo, alegría, asco, miedo y sorpresa. Una vez logrado esto y que las puedan diferenciar, lo importante es que aprendan a detectarlas primero en ellos y luego en los demás”, explicó la docente.

Y agregó: “Este primer paso es fundamental para luego abordar microcompetencias emocionales, como por ejemplo la autoestima, la empatía y la importancia de ponerse en el lugar del otro”.

Entre los recursos que aplican utilizan pictogramas, es decir, signos que representan los diferentes sentimientos, videos y algunos juegos adaptados. “Trabajamos con figuras de caras sin emociones. La actividad consiste en contarle al niño una determinada historieta y él dentro de la figura tiene que ir dibujando la emoción que identifica. Tenemos un ludo y un dominó emocional”, detalló la especialista.

El trabajo con emociones es de gran utilidad para detectar problemáticas como el abuso infantil.

En el caso de los más grandes, de diez u once años, prestan especial atención al contexto inmediato de cada alumno, con tareas centradas en las que puedan escribir lo que les pasa a nivel personal y en su entorno.

La asignatura busca ayudar a los estudiantes a entender que tienen derecho a estar enojados o frustrados y que no necesariamente eso es algo malo, a saber afrontarlo y que sus actos no deben herir a los demás, por lo que les enseñan estrategias para lidiar con lo que sienten. Esto, según Ramos, es de suma importancia para detectar a tiempo problemáticas graves, como la violencia y el abuso infantil. "Hacemos un trabajo transversal, con la debida precaución, de educación sexual en este tema”, dijo.