Lucas tiene 23 años, es no vidente y finalizó la secundaria con el Plan PIE

Lucas Quiroga Naranjo pudo concluir sus estudios a instancias de la Escuela Pública Digital para Adultos Nº 50. A pesar de que le habían cerrado muchas puertas, nunca bajó los brazos.


Lucas Quiroga Naranjo es no vidente. Cuando nació, prematuro, le diagnosticaron retinopatía y muchas otras afecciones que con el tiempo fue curando. “Yo nací así. Pasé como un año en la incubadora porque no se me desarrollaban bien los pulmones. Hasta los 5 o 6 años tuve ataques epilépticos. Nací con un montón de problemas. Hasta el día de hoy, me han hecho muchos estudios y no tengo nada, solo ceguera, nada más. O sea que es como un milagro. Me cerraron muchas puertas pero nunca bajé los brazos”, contó.

Pese a las trabas que le pusieron en la vida, él tomó la iniciativa de no hacer caso y seguir luchando por sus sueños: estudiar. Hasta los 14 años asistió a un Centro Educativo Terapéutico, donde indicó que no le enseñaron ni a leer ni a escribir, por lo que luego tomó la iniciativa de anotarse en el Plan PIE para afrontar su educación.

“Pasé mucho tiempo en el Centro y no es una escuela, no te dan el título ni de primaria ni secundaria. A los 14 me enteré que no iba a tener los títulos y se me apagó todo, se me iban cerrando las puertas. Pero seguí. Mi profesor de ajedrez, Daniel Morelli, fue quien me habló y me hizo entrar en el Plan PIE”, recordó.

“La historia de Lucas destaca su resiliencia, su determinación para superar los obstáculos y su mensaje de que, a pesar de las dificultades, es posible lograr metas si se mantiene una actitud positiva y se lucha por ellas.”

“Ahí empecé y seguí hasta que terminé, por más que me cerraran las puertas. Por ejemplo, en la escuela 'Mitre' no me podían tomar porque estaba sobrepasado de edad. Sin embargo, seguí y seguí hasta que pude encontrar un lugar e integrarme”, agregó.

Con mucho esfuerzo y ganas, arrancó a estudiar desde lo que es alfabetización hasta que concluyó los estudios secundarios. “En la escuela me sentí muy cómodo, no tuve ningún problema, la profesora me ayudó muchísimo. Tendría que haber terminado a los 18 o 19 años, pero la pandemia me atrasó porque no tenía ni celular ni computadora para poder estudiar desde mi casa”, explicó Lucas.

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Pese a no contar con los recursos necesarios, no se dejó vencer. “Después, empecé a recuperar todo el tiempo perdido. Ya terminé, que era lo más importante para mí. Lo bueno es que la misma escuela te presta la computadora, pero yo tuve que buscar la manera para adaptarme. Usaba un programa que se llama Jaws, que te lee los documentos que te mandan desde la escuela en español”, graficó.

La institución en la que concluyó es la Escuela Pública Digital de Adultos N° 50, Edificio Administrativo, de la Universidad de La Punta. Para el día del examen final, su profesora, María Auderut, lo estaba esperando en el aula para comenzar la cuenta regresiva que lo llevaría al día más feliz de su vida. “Pude terminar y ahora planeo seguir. Estoy viendo las carreras de idiomas porque mi idea es irme del país”, reflexionó.

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Lucas, actualmente vive en el barrio Estrellas del Sur junto a su mamá y sus hermanos, aunque las ganas de mudarse solo no se le quitan de la cabeza. Indicó que sin ayuda puede manejarse perfectamente bien. “Mi mamá está muy contenta. Era algo que tenía que hacer porque me sentía con una carga. Ahora me siento mucho más tranquilo conmigo mismo”, dijo.

“Con el tema de moverme no tengo ningún problema porque nací así. De hecho, puedo andar en bici. El hecho de ser ciego no me ha impedido nada porque si uno la sigue peleando, las cosas se dan. Si uno se tira en los comentarios que dicen que no se puede, se cae. No es así, uno tiene que seguir adelante”, enfatizó.