Con el discurso del odio, Quique Cabrera enciende la interna contra Maximiliano Frontera

Mientras Alberto Rodríguez Saá busca abrazar a todo el peronismo y terminar con la famosa grieta, un asesor del gobernador quiere instalar una sangrienta interna en Villa Mercedes.


En una entrevista a modo de asado, en la que los comensales se podían expresar de forma relajada, Cabrera, quizás mas recordado por las denuncias de su ex mujer que por su paso por la función pública, hizo algunas declaraciones que no llegan a ser fuertes, pero si dignas de analizar por su contenido, y por reflejar un pensamiento propio de los años setenta.

El militante se despachó disimuladamente contra el Intendente de la ciudad de Villa Mercedes, Maximiliano German Frontera, sin cuestionar la gestión en sí (algo que aclaró de forma tajante), pero si mostrándose en contra de la forma de manejar la militancia y los puestos de trabajo.

Extrañamente, cuando la conducción del gobernador de la provincia, y también líder político de ambos, sale de gira para tratar de que toda la militancia y los funcionarios se acerquen al pueblo y abandonen la grieta, Cabrera plantea tener otro proyecto, y estar en desacuerdo con Maxi.

Entre las razones que argumenta, plantea un pensamiento algo retrógrado de broncas contra el intendente en el que le reclama que los funcionarios públicos deberían ser hijos de los “compañeros” viejos. Es decir, en el proyecto que él añora, no estudia, ni analiza, ni plantea la idoneidad de un funcionario, o su ideología, sino la herencia de sangre de militante. Extrañamente, pese a ser ideológicamente opuesto a Mauricio Macri, de repente hace un planteamiento similar con respecto a las razas, como el desafortunado comentario sobre la superioridad de la raza alemana. Aquí, aparentemente, plantearía una pureza de sangre de los peronistas de la ciudad.

Es extraño, y pareciera no tener una línea directa con un San Luis en el que, debido a las diversas posibilidades de crecimiento de la oposición al oficialismo, donde Alberto Rodriguez Saá no puede volver a postularse, y pide casi a gritos la unidad de sus militantes, y más en una ciudad tan compleja políticamente como lo es Villa Mercedes, que posee una heterogeneidad en sus ciudadanos que necesita convencimiento claro para entregar un voto a cambio.